José Luis Cuéllar Garza
23 Sep. 08
El sábado pasado se publicó en MURAL una noticia que bien podría tomarse alegremente, de no ser porque mueve a hacernos algunas reflexiones en torno a la forma en que se gestiona la metrópoli y respecto a la Ciudad que queremos construir, o más bien dicho, reconstruir a partir del sabroso desorden que habitamos a guisa de tal. Encabeza la nota un titular no muy exacto: "Ponen velocidad a Avenida Patria" (Comunidad, p. 4), cuando bien podría decir: "Buscarán resolver nudos viales en Patria", o algo así. Porque luego de leer el texto uno se da cuenta que la cuestión es que el Ayuntamiento de Zapopan contrató un despacho especializado en asuntos de tránsito para tratar de remediar los tremendos y crecientes conflictos de tráfico vehicular que se generan día a día y a todas horas en nada menos que 18 cruceros de tan importante arteria metropolitana, de Vallarta al poniente hasta Acueducto al norte, justo en el cuadrante de los escasos cinco kilómetros superpoblados donde habitan unos quinientos mil tapatíos y por donde circula -directa o indirectamente- otro tanto cada día.
La nota llama la atención, como decía, por diversas razones. Primero, porque el contrato asignado es un reconocimiento tácito de que la cuestión de la movilidad integral no es un asunto de semáforos exclusivamente, sino de encontrar el diseño de ingeniería urbana más idóneo para que la infraestructura física general del territorio contribuya y sustente los mecanismos de administración electrónica (es decir, de semaforización inteligente) del flujo vehicular más idóneos, esto siempre de conformidad con el modelo de ciudad deseado.
Digo lo anterior porque en el caso nadie desearía que fuera a plagarse la estructura urbana con pasos a desnivel que, a la vuelta de los años, acabarían deteriorando los mercados inmobiliarios de las colindancias y con ello la calidad de vida de una zona habitacional marcadamente vital, rica y atractiva. Así entonces, no resultará nada fácil encontrar remedios mágicos para una red vial saturada prácticamente por mitad y rodeada además por reservas territoriales en pleno proceso de desarrollo, donde va a sumarse pronto medio millón de habitantes y decenas (si no es que centenas) de miles de autos los próximos quince años.
La noticia pues causa alivio, a la vez que nos despierta a la cruda realidad que se nos viene encima: la zona residencial de más alto valor inmobiliario de la metrópoli (zapopana en su mayor parte) está en aprietos y puede llegar a ser (aún más) insufrible en poco tiempo.Surgen así otros llamados de atención. El primero, para que vuelva a pensarse en la urgencia de hacer de Patria el Circuito Interior que está llamado a ser, dando continuidad a los tramos faltantes en Atemajac y en Guadalajara suroriente. Segundo, para que se retome la posibilidad (que hace unos cuatro años se acogió con tanto entusiasmo, incluso por el actual Gobernador) de diseñar soluciones de circulación y vuelta con el modelo de "vuelta inglesa" a superficie (o de flujo continuo y contrasentido), que se han implementado con todo éxito en Monterrey y la Ciudad de México, que son baratas, versátiles y eficientes.
Luego -en el mismo tema-, para que dichas soluciones no vayan a olvidar al peatón y al transporte público en el diseño de las obras y equipamientos a edificar. Enseguida, para que los Ayuntamientos vayan pensando ya que a ellos corresponde asumir las decisiones que, al parecer, es incapaz de tomar el capital inmobiliario y comercial, cuya locura está construyendo a pasos agigantados ese absurdo colectivo que se llama Acueducto-Patria, donde van a pasar la Navidad miles y miles de coches y familias que habrá que rescatar en helicóptero en cuanto vayan abriendo sus puertas y poblándose los comercios y condominios que -contra toda lógica- ahí decidieron apiñarse.
Para que todos vayamos también dejando de lado la idea de que las vialidades interiores son para correr y con ello, para que alguien piense en que sería buena idea operar en el anillo interior de Patria un "Bus loop", como lo propuso la Administración de Arturo Zamora Jiménez. Y luego, otra vez, para que pronto nuestras autoridades y Cabildos caigan en cuenta de que de poco servirá que un Municipio trate de resolver un tramo conflictivo si a los doscientos metros vamos a toparnos con el embotellamiento en Américas o López Mateos.
Lo que supone reconocer, en fin, que ya es tiempo de que se asuma la necesidad de poner estas cuestiones en manos de un órgano técnico de planeación metropolitana, donde concurran las competencias estatales y municipales de la conurbación.
Apostilla
Costumbre arraigada la de todos los medios de comunicación local: dar primera plana a un dudoso empate de las Chivas, en lugar de al triunfo del bonito futbol de los Zorros. Ya nos desquitaremos con las ocho del domingo. jlcuellargarza@megared.net.mx