Gustavo Gallegos Castorena / Jardines del Bosque, Guadalajara.
Leí una carta del jueves 12 ("Túnel que se inunda por necedad"), en la que el señor Gabriel Escalante afirma que la soberbia y necedad de los vecinos fueron las causas de que el túnel de las Rosas y López Mateos no sirva, pues soberbia y neciamente se negaron a que se construyera un puente, como originalmente se planeó.
Me parece que si pagamos al Gobernador (aunque no nos preguntaron al respecto) un sueldo que supera con creces al que ciudadanos de países avanzados pagan a su Presidente, entonces podemos pensar en tener un túnel como los tantos que funcionan sin ningún problema en dichos países.
En todo caso, quizá lo lamentable sea que los ciudadanos de esta metrópoli no hayamos sido lo suficientemente necios y soberbios para exigir que en lugar de pasos a desnivel en la parte urbana, y ampliación de carriles en la suburbana, se hiciese un sistema tipo Metro que conectase el Nodo Colón con Tlajomulco.
En la misma edición, Paco Navarrete indica que la sanción para servidores públicos debe ir más allá de multas que se pagan con dinero ajeno, pues para eso están las cárceles. Afirmación con la que estoy de acuerdo.
Ahora que la presión de "unos poquitos" consiguió que se devuelva la "macrolismona" (que tendrá que usarse en reparar el túnel, por lo que el ciudadano no verá mejor utilizado ese dinero), deberíamos presionar para que lo que Navarrete propone se cumpla.
El destino pone en bandeja de plata al Gobernador la oportunidad de enderezar lo que "unos poquitos" presentimos como sexenio perdido, castigando a los culpables de este atraco disfrazado de negligencia. Esperemos no terminar con la frase de cierto cronista deportivo: "Era suya, la tuvo, ¡y la dejó ir!".
Gustavo Gallegos Castorena
Jardines del Bosque, Guadalajara.
Leí una carta del jueves 12 ("Túnel que se inunda por necedad"), en la que el señor Gabriel Escalante afirma que la soberbia y necedad de los vecinos fueron las causas de que el túnel de las Rosas y López Mateos no sirva, pues soberbia y neciamente se negaron a que se construyera un puente, como originalmente se planeó.
Me parece que si pagamos al Gobernador (aunque no nos preguntaron al respecto) un sueldo que supera con creces al que ciudadanos de países avanzados pagan a su Presidente, entonces podemos pensar en tener un túnel como los tantos que funcionan sin ningún problema en dichos países.
En todo caso, quizá lo lamentable sea que los ciudadanos de esta metrópoli no hayamos sido lo suficientemente necios y soberbios para exigir que en lugar de pasos a desnivel en la parte urbana, y ampliación de carriles en la suburbana, se hiciese un sistema tipo Metro que conectase el Nodo Colón con Tlajomulco.
En la misma edición, Paco Navarrete indica que la sanción para servidores públicos debe ir más allá de multas que se pagan con dinero ajeno, pues para eso están las cárceles. Afirmación con la que estoy de acuerdo.
Ahora que la presión de "unos poquitos" consiguió que se devuelva la "macrolismona" (que tendrá que usarse en reparar el túnel, por lo que el ciudadano no verá mejor utilizado ese dinero), deberíamos presionar para que lo que Navarrete propone se cumpla.
El destino pone en bandeja de plata al Gobernador la oportunidad de enderezar lo que "unos poquitos" presentimos como sexenio perdido, castigando a los culpables de este atraco disfrazado de negligencia. Esperemos no terminar con la frase de cierto cronista deportivo: "Era suya, la tuvo, ¡y la dejó ir!".
Gustavo Gallegos Castorena
Jardines del Bosque, Guadalajara.