viernes, 2 de mayo de 2008

Gastrobici


Gastrobici





dpetersen@publico.com.mx



La gastrobici es el único deporte, que no ayuda a enflacar, al contrario, puede generar exceso de calorías. Pero todo está en uno, es decir que no te importe engordar. Hay gente que vive para enflacar y cuando lo logra se da cuenta que la vida se le fue en eso. La gastrobici no es otra cosa que usar la bicicleta para andar de tragón por la ciudad. Claro que se puede hacer en carro, pero pierde el sentido. Hacerlo en bici lo hace pausado, divertido y sobre todo distinto. Estos días de puente donde la ciudad está a medios chiles entre que trabajo y no trabajo, entre que funciona y no funciona, es una excelente oportunidad para agarrar la bici y recorrer los mercados de la ciudad.

La recomendación es arrancar al Mercado Juárez (Prisciliano Sánchez y Argentina) en la colonia Moderna, si le queda muy cerca de su casa puede invertir el recorrido porque hay que llegar con mucha hambre. El mercado es enano y no hay nada (nada es nada) que ver o comprar, excepto las gorditas que están entrando a la izquierda. Son una maravilla de la gastronomía tapatía. Normalmente hay gente por lo que hay que ser pacientes. La segunda parada es en Santa Tere (recuerde que el domingo es día de tianguis no se vaya a llevar una mala sorpresa). Parada obligada son las hiper recomendadas Titas, además aquí asegura la reconstrucción el ego: piropean hasta el más feo o fea y siempre tienen algo amable que decir. Pero además hay que comprar, para llevar y comer a medio día, chiles rellenos de queso capeados y tortitas de papa como guarnición (pida mucha salsa).

Siguiendo hacia el centro la parada es el mercado IV Centenario o Capilla de Jesús. De ahí ya hemos hablado del famoso tejuino, pero además en los alrededores del mercado se venden los mejores tamales de la ciudad. Si ya lleva comida, de aquí sale la cena. En tamales se rompe gustos pero la verdad es que no hay demasiada variedad, ni tampoco en la capilla se inventa el hilo negro: hay verdes, rojos, de pollo, de puerco, de elote y dulce. Después el mercado Libertad. Aquí hay de todo pero vale la pena la panela y las cremerías de los alrededores y, tras las primeras lluvias, los hongos silvestres que venden en canastos por la banqueta de la calle Independencia: nada que ver con los insípidos champiñones.

Para rematar hay dos opciones. Una nieve de garrafa en la esquina sur-poniente de la plaza del Santuario. La de hierbabuena es buenísima y sirve pal’ desempance. Otra opción es La Fuente, la cantina que está a media cuadra de las nalgas de Hidalgo en la plaza Liberación con una bien helada. Salud.

diego.petersen@milenio.com