AL TIRO Desfile de buenos deseos (2) |
![]() |
1 May. 08

Uf, qué viajecito. Del modo en que nos han paseado los conductores del Estado y la Ciudad, con tantos brincos y giros bruscos del volante, no nos han dado ni chance de voltear a ver el paisaje, ya no digamos fijar la vista en el mapa para comprobar si vamos en la dirección correcta.
"¿Dirección?", seguro preguntarán ellos, "¿cuál dirección?"
Lo peor es que de verdad necesitamos revisar a dónde vamos, y con qué medios contamos para llegar allá en buen término. Para seguir con el tren de ideas de la conducción, qué mejor ejemplo que el de la movilidad urbana: cómo se desplazan las personas en esta gigantesca y cochambrosa mancha citadina.
O más bien, cómo empieza a frenarse en sus desplazamientos, a inmovilizarse, ante el pavoroso crecimiento del "parque vehicular": la incorporación de más autos -y sobre todo carcachas "chocolatas"- a los ya existentes, y las torpes políticas oficiales, encaminadas a darles "vías rápidas", que es una manera elegante de decir "caras y malas", en vez de privilegiar al transporte público e irónicamente, la democrática bicicleta: para que los coches puedan ir más rápido, necesitamos calles bicicleteras. Créalo.
Hoy hace una semana que inicié con este tema, dada la visita del ex Alcalde de Bogotá Enrique Peñalosa, quien se ha ganado varias estrellitas en la frente por atacar este verdadero complejo -pues confluyen aquí varios problemas- con soluciones inteligentes, originales y apegadas al más elemental sentido común. Tanto, que de inmediato llamó la atención de sus anfitriones al cuestionar lo que éstos dan por un hecho.
Va un ejemplo (Público, 22 de abril). Peñalosa les mostró la foto de una hermosa cañada de Zapopan, con dos mansiones ahí dentro. "Me imagino aquí una gran vía peatonal... habría que tirar estas casas", dijo. Le respondieron unas risas. "Acuérdense que el interés público debe privar sobre el particular... si a la gente pobre le compran sus casa para construir autopistas, ¿no podemos comprar éstas para espacios públicos?" Le respondió el silencio, uno pensaría que reflexivo, pero después de ver el particular estilo de gobernar de la actual camada panista, más bien han de haber pensado "¡tas pero bien #@$%!", y de paso le mentaron su progenitora por atreverse a poner en duda nuestro sacrosanto sistema de castas, ¡y en Zapopan, sede de nuestros nuevos ricos, ricos, y casi ricos, ricos, ricos!
Eso sí, educados como somos, nadie se atrevió a hacerle un desdén al invitado. Todo lo contrario, el hombre se fue con la impresión de que, a diferencia de la oposición que enfrentó su iniciativa, acá todos están a favor del transporte público estilo choribús (largos camiones que corren en carriles especiales) y sobre todo de las vías para bicicletas. Pues claro que sí: todos estamos a favor... mientras no nos afecten las construcciones. Y ahí es donde la puerca va a torcer el rabo: a diario nos enteramos de propuestas de todo tipo, por parte de la autoridad: ayer un PreTren, hoy el choribús, mañana tranvías. Bicis los domingos, pues nomás no saben como echar a andar ciclovías durante toda la semana... total, que ideotas sobran, pero falta un plan maestro que las coordine todas en tiempo y forma, y que explique a quién van a afectar y cómo piensan compensárselo.
Es más, ni siquiera sabe el gordito de Vialidad cómo resolver el franco desmadre que tienen en la Calzada, con la construcción de las choriparadas... ¿y ya presumen de tener la solución a la (in)movilidad? Ja ja.
Por lo pronto, acoso, digo, acuso de recibo: me llegó por parte del señor Eugenio Arriaga, funcionario tapatío, una bonita presentación en CD del nuevo proyecto para revertir a Guadalajara en lo que alguna vez fue: un pueblote bicicletero. Prometo estudiarlo, pero de entrada, Eugenio, predican entre los convencidos: por mí ya háganlo; más bien se están tardando.
Y díganle al gordis de Zapopan que qué espera para tumbar ese par de mansiones: urgen esas grandes vías peatonales, ¿qué no? ¿O se pandea?
paco.navarrete@mural.com