martes, 26 de agosto de 2008

Correo del Lector

Para evitar cualquier accidente, en lo que representa un riesgo inminente en una zona muy transitada, los vecinos decidieron improvisar para cubrir un hoyo en la esquina de las calles Enrique González Martínez y avenida Juárez . Foto: Iván García



La calle Según la Real Academia de la Lengua Española en su sexta acepción, “calle” significa: El público en general, como conjunto no minoritario que opina, desea, reclama, etcétera, o sea nuestro ser colectivo viviendo en común.

Parece ser que, en Guadalajara, la calle será el nuevo campo de debate de las ideas y las distintas visiones de la vida.

Hay ya de hecho divergencia sobre diversos temas; la prioridad del auto o del peatón, del árbol o del asfalto, del interés público o del privado.


Pero lo que me ocupa en esta ocasión es la nueva estrategia gubernamental para desincentivar el apoyo directo a las personas que dependen de la calle para su supervivencia es decir; malabaristas, limpiaparabrisas, vendedores de chicles, personas dedicadas a la mendicidad y habitantes de la calle, (al menos cinco mil 700, según estudio de El Colegio de Jalisco, 2007), con el supuesto de que al cortar su fuente de ingresos desaparecerán paulatinamente de cruceros, esquinas y plazas.

Me parece que esta iniciativa merece, al menos, algunas consideraciones: ¿tiene el Estado la capacidad de sustituir el único medio de supervivencia que significa la calle para estas casi seis mil personas de manera permanente?, ¿puede el Estado restituir la vigencia de todos los derechos (vivienda, salud, educación, empleo, nivel de vida digno, seguridad social) que al no cumplirse los llevaron a intentar sobrevivir en la calle?, ¿de verdad la gente que habitualmente da un peso a quien le limpia el parabrisas, cambiará esta práctica por la de donar cantidades mayores a asociaciones civiles, con la inversión de tiempo y dinero que esto significa?

Antes de ampliar la difusión y el alcance de esta campaña, como ciudadanía y autoridad deberíamos tener la plena certeza de que el programa “La calle no es vida” es un programa humanista, no humanitarista liberador, no represor dignificante, no estigmatizante, si podemos estar seguros de lo anterior, creo que entonces al fin se hará justicia a las personas que dependen de la calle para sobrevivir.

Julio Aldana