Los felicito por el tema central de ayer. Es necesario impulsar la reflexión y las acciones dedicadas a la defensa de los espacios públicos. Lamentablemente en Guadalajara, el ciudadano se encuentra completamente indefenso. Hace un mes, mi madre, de 60 años, 1.50 de estatura y 50 kilos de peso, se fracturó un tobillo simplemente por estar parada en una banqueta que se desmoronó. Las personas que pasaban la ayudaron a levantarse y vieron que la banqueta estaba completamente hueca y erosionada por dentro. ¿Alguien indemnizó a mi madre? No, claro.
Yo misma he sido víctima del mal estado de nuestras calles. Hace tres años caí en una alcantarilla y mi pierna izquierda quedó a ras del piso, lo que evitó que cayera a fondo y mi cuerpo fuera arrastrado por el drenaje de la ciudad. La caída ocurrió a las puertas del Centro Magno y la amiga con la que iba reclamó si había algún responsable. En la plaza le dijeron que el accidente había ocurrido en la calle y no era culpa de ellos. No llamamos a una ambulancia pues otro amigo me sacó del hoyo. Me esguincé los dos tobillos y tuve varios moretones y golpes en mis muslos, vientre y brazos…
Un amigo francés me dijo que si eso me hubiera pasado en cualquier ciudad francesa me hubiera hecho millonaria por la demanda correspondiente. En cambio, ¿qué me pasó? Que me tomaron radiografías en el Seguro Social y me dijeron que no tenía fracturas, y que en el SIAPA dijeron que no había “reporte previo de alcantarilla rota” y no se podían hacer responsables.
Me quedó una marca de carne machacada en mi pierna y la sensación de vivir en una ciudad violenta e indiferente. Para los que creen que el desarrollo es construir muchote (y de paso en zonas anegadas, o de valor ecológico colectivo), quiero decirles que el desarrollo es otra cosa, y no tiene que ver con las “inversiones”. Tiene que ver con sembrar día a día certidumbres, seguridad, felicidad y crecimiento para todos. ¿Se puede presumir en Guadalajara de “desarrollo y crecimiento”? Todavía no señores.
Gabriela Bautista