Alejandro Cárdenas Ochoa
Parece ser que la mala planeación y ejecución de la obra pública seguirá dando tema de qué hablar, ya que el actual Secretario de Desarrollo Urbano, Sergio Carmona Ruvalcaba, declaró en una entrevista, a principios de mayo pasado, que el 95 por ciento de la misma se contrata sin licitación. Esta práctica es una de las principales causas de que los contratistas hagan un mal trabajo, ya que no existe competencia entre ellos, y la obra pública se convierte en un botín de una camarilla.Hoy, el Gobierno del Estado, o más bien echando mano de nuestros impuestos, tiene que hacer una erogación extraordinaria de 50 millones de pesos o más, tan sólo para reparar el tramo de colector colapsado que se encuentra dentro del túnel de Avenida López Mateos y Avenida de Las Rosas.¿Es esto producto de la madre naturaleza?, como nos lo quieren hacer creer con el cuento de las trombas. ¿O es producto de la corrupción, impunidad y prepotencia que impera en la Sedeur?La realidad se puede deducir del seguimiento puntual del controvertido proyecto. La Sedeur encabezada por el arquitecto Claudio Sáinz David anunció en el 2005 una serie de obras viales, entre las que se encontraba el nodo vial de Las Rosas. Un buen día, los vecinos de las Colonias Chapalita y Ciudad del Sol se levantan con la novedad de que ya se había iniciado la construcción del nodo vial de Las Rosas y López Mateos y se preguntaron, entre ellos, si alguien conocía el proyecto.La respuesta fue unánime, nadie sabía nada. Ahí empezó el calvario. Primero, solicitar información y una audiencia, la cual, como de costumbre, les fue negada. Finalmente, se dio a conocer el proyecto que costó 2 millones 870 mil pesos. Lo había realizado la firma Metro Arquitectura, S.A. de C.V., del arquitecto Miguel Eduardo Echauri Corona.El proyecto consistía en una estructura metálica de 385 metros sobre columnas de concreto, dos rampas de 120 metros cada una, a una altura de 6 metros, dos carriles de 3.5 metros por sentido. Por supuesto, todo mundo se opuso a tal aberración, ya que lejos de solucionar la vialidad la iba a complicar.Vinieron las manifestaciones, hubo quienes hasta se encadenaron al árbol de hule milenarios que estaba en la esquina de Cubilete y López Mateos; siguieron más manifestaciones y pronunciamientos de expertos, vecinos y políticos.Después de muchos señalamientos, el Gobernador Francisco Ramírez Acuña recibió a los vecinos y les informó que el proyecto se iba a cambiar. A la semana siguiente ya se les estaba mostrando el nuevo proyecto a los vecinos, el cual había costado otros 2 millones 900 mil pesos. Era un flamante túnel que pasaba por debajo de las Avenidas de Las Rosas y Cubilete. En ese momento los vecinos, que son quienes conocen la zona, hicieron ver a la autoridad que se tuviera cuidado con el colector, que era viejo e insuficiente, y que seguido se inundaba la zona; pero el secretario de Claudio Sáinz David, dijo que todo estaba previsto. Con esa facilidad se había cambiado el proyecto.La construcción comenzó, y pronto estuvo terminado el túnel. En total se gastaron casi 7 millones de pesos en los dos proyectos.Lo que llama poderosamente la atención en este proceso es que si ya se había desechado un primer proyecto por ineficiente y aberrante, ¿por qué se premió con otro contrato a la misma empresa consultora?Por otro lado, la empresa constructor Ral de Occidente, S.A. de C.V. fue quien construyó la obra y se le pagaron casi 90 millones de pesos.Entonces, ¿que pasó? ¿no fue bien realizado el proyecto ejecutivo?, ¿se usaron materiales de mala calidad?, ¿quién es el responsable: el Gobernador, el Secretario, el director de Proyectos de Obra Pública, el Consultor, la constructora? Habrá que esperar el resultado de la auditoría.Pero esta auditoría se debe iniciar de inmediato, antes de que desaparezcan las evidencias, práctica que es muy común entre los funcionarios, que se tapan unos a otros.Y ojalá en esta ocasión los ciudadanos seamos capaces de exigir a las autoridades que se encuentre a los responsables y se les haga pagar el costo de la reparación del colector y del túnel, los daños económicos por la pérdida de tiempo en los conflictos viales y las pérdidas que se ocasionan a los habitantes y comerciantes de la zona.Así mismo, debemos ser capaces de exigir a los actuales funcionarios que se apeguen a los procedimientos de ley, para que se liciten las obras y se erradique la corrupción.
El ingeniero Alejandro Cárdenas Ochoa es empresario y presidente de Ciudad Sustentable A.C.