domingo, 1 de junio de 2008

Los ancianos son excluídos

Guadalajara, como otras ciudades, no ofrece facilidades para las personas mayoresLos ancianos son excluídosLa planeación de las ciudades no considera a ancianos ni a discapacitados.

Para una persona de la tercera edad andar en la ciudad es un vía crucis. Foto: Marco A. Vargas
1-Junio-08

El problema de ser un adulto mayor en la ciudad es que se necesita la fuerza de un joven para poder andar por ella. Luisa Alvear no puede subir los altos escalones del transporte público y su opción es caminar, aunque en algunas esquinas tiene que subir y bajar a gatas para no desequilibrarse entre peldaños altos y fracturados. Es ama de casa, administradora y homeópata, su cabello cano revela su edad y camina renga por una lesión en la pierna derecha. Vivir en ciudades no es fácil para los mayores de 60 años. No es el único problema; actualmente 8.8 por ciento de la población de Jalisco es de adultos mayores y para 2030 serán 18 por ciento, según los indicadores del Consejo Nacional de Población. Los problemas serán más, pues la planeación de las ciudades no considera a este sector vulnerable, lo confirma María Teresa Pérez Bourzac, especialista en urbanismo. En 2007 la Organización Mundial de la Salud (OMS) realizó una investigación en 35 ciudades del mundo (ciudad de México y Cancún fueron las mexicanas) y concluyen una serie de recomendaciones para que las ciudades adapten sus estructuras y servicios y sean más accesibles. Según las observaciones, ni Guadalajara ni la zona metropolitana están preparadas para los mayores. Elena Chacón (77 años) sólo sale de su casa cuando la acompaña su hija, ya se cayó varias veces por el mal estado de las banquetas. Jesús Jiménez (75 años) no sabe usar el cajero electrónico porque no los entiende. Teresa Cárdenas (65 años) rara vez sube a segundos pisos, porque no hay pasamanos. Marín Cabrales (70 años y ciego) se guía con un bastón, pero siempre teme que lo atropelle un auto que dé vuelta continua. José Cervantes (88 años) al cruzar por el paso peatonal atoró su bastón en la rejilla de una boca de tormenta. Ana (83 años) no contestó, estaba fastidiada de caminar por el centro, tardó una hora en avanzar ocho cuadras. José Zarate (77 años) se pasea todos los días por el centro, de vez en cuando busca una banca donde sentarse a descansar ¿Las encuentra? “No, pero me acomodo en algún machuelito alto”. La OMS identificó una necesidad urgente de inclusión de los adultos mayores a los planes al desarrollo de la ciudad; según estadísticas, en 2007, la población mundial de personas que superan los 60 años alcanzó los 600 millones, y en 2025 llegará a duplicarse. En México, la tasa de crecimiento de los adultos mayores ha alcanzado niveles inéditos y se mantiene por arriba de 4 por ciento anual entre 2012 y 2023 y esos volúmenes se duplicarán nuevamente en 2043, indican los datos de la Conapo. Además, las personas de mayor edad se están concentrando en las ciudades y lo harán cada vez más. En los países en desarrollo el número de adultos mayores aumentará de 56 millones que eran en 2000, a más de 908 millones para 2050, define la OMS.El riesgo de no preparar las ciudades para los más viejos “es que son y serán personas limitadas, no podrán disfrutar de la ciudad porque están obligadas a salir acompañados. Perderán su autonomía y sólo otra persona podrá garantizarles la accesibilidad. Así, la ciudad no es totalmente democrática”, plantea la especialista María Teresa. La solución deberá ser “incluirlos en el diseño de las ciudades desde ahora. Siempre se pueden hacer transformaciones, serán caras, pero necesarias”. Una guíaLas recomendaciones de la Guía mundial de las ciudades amigas de las personas mayores indica ocho ejes en los que una ciudad debe basarse para convertirse en “amigable”: los espacios verdes y las construcciones urbanas; el transporte; el alojamiento; la participación en la vida social; el respeto y la inclusión; la participación cívica y el empleo; la comunicación e información; y el apoyo comunitario y los servicios de salud.



Guadalajara/Patricia Martínez