martes, 13 de mayo de 2008

Mientras la ciudad se cae en pedazos...

Sociedad
No es posible que, mientras la ciudad se cae en pedazos, su gobernador se dedique a ponerse borracho e insultar a los ciudadanos que estén en desacuerdo con su forma de trabajar. No es posible que el máximo representante religioso de la ciudad se preste a este tipo de injusticias, cuando tiene la obligación moral de buscar el beneficio de los que menos tienen y de persuadir a los humanos a no insultar a su prójimo. No es posible que hasta hoy se tomen cartas en el asunto del transporte público, que además de ser pésimo, se dedica a matar personas desde hace varias décadas (entre ellas mi madre) y que es, sin duda, un asunto de derechos humanos internacional.
Tampoco es posible que la sociedad se encuentre medio dormida, o medio despierta. No se puede trabajar a “medio gas” y salir a protestar a las calles sólo cuando un incidente como este sucede.
Las ciudades que han alcanzado el éxito, tanto político como socio-cultural, y si usted quiere también religioso, lo han logrado con base en una buena sociedad. Una sociedad dispuesta a todo (desde luego en el buen sentido) para lograr las metas planeadas. Así que en este lado del país, la sociedad de esta ciudad tiene un camino largo, pero nada difícil, para lograr tener a los gobernantes ideales que puedan, por fin, explotar las maravillas que su situación geográfica le regaló. Así sea.

Víctor Jiménez